Las mascotas en las UCI chilenas: un cambio silencioso que humaniza la medicina

Las mascotas en las UCI chilenas: un cambio silencioso que humaniza la medicina
Salud y Bienestar
Salud pública
2025-11-26
Fuentes
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- Protocolo pionero para visitas de mascotas en Unidades de Cuidados Intensivos.

- Impacto emocional significativo en pacientes graves y en rehabilitación.

- Debate ético y sanitario entre profesionales y familias sobre esta práctica.

Un nuevo actor en las UCI

En octubre de 2023, Luis Segura, tras un accidente cerebrovascular, mostró una respuesta neurológica inédita cuando su perrita Lisa ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Este episodio, que parecía anecdótico, fue el punto de partida para un cambio que hoy se replica en varios hospitales del país: la incorporación de mascotas como parte del proceso terapéutico en pacientes críticos.

El protocolo que abrió la puerta

El Hospital Clínico formalizó en 2023 un protocolo que regula, bajo estrictos criterios médicos y éticos, las visitas de perros y gatos a pacientes en UCI. Este documento, elaborado con la colaboración de profesionales como Daniela Segura y Diego Ugalde, define requisitos sanitarios para las mascotas y condiciones de ingreso, priorizando la seguridad de todos los involucrados.

“Buscamos integrar todas las dimensiones del ser humano en la atención: no solo físico, también psicológico, social y cultural”, explica Rebeca Aguayo, enfermera y presidenta de la Red de Humanización en Salud, quien impulsó esta iniciativa inspirada en experiencias internacionales.

Perspectivas en tensión

Desde un ángulo clínico, algunos especialistas valoran los beneficios observados: mejoría en el ánimo, mayor colaboración en terapias, y en ciertos casos, respuestas neurológicas inesperadas. Sin embargo, no faltan voces que alertan sobre riesgos sanitarios y dificultades logísticas, especialmente en unidades con alta demanda y pacientes inmunodeprimidos.

“El vínculo con la mascota genera una respuesta más significativa que las terapias asistidas con animales tradicionales”, enfatiza Aguayo, diferenciando esta práctica de las intervenciones de ONG dedicadas a terapias con animales.

En regiones como Coquimbo, la experiencia ha sido igualmente reveladora. En el Hospital San Pablo, la visita de la gata Lulú a Beltra Gutiérrez, paciente en rehabilitación, permitió un momento de lucidez y conexión familiar que los protocolos estrictos no habían logrado hasta entonces.

La voz de los pacientes y familias

Para los familiares, estas visitas no solo aportan un alivio emocional sino que rehumanizan la experiencia hospitalaria, transformando la fría UCI en un espacio donde la identidad y el afecto permanecen vivos.

“Sentí que me reconoció. Fue como traerla de vuelta por un instante”, recuerda María Soledad, hija de Beltra, describiendo el encuentro con la gata.

Verdades y consecuencias

Este cambio, aunque aún incipiente y circunscrito a pocos centros, evidencia una transformación profunda en la concepción del cuidado intensivo: la salud no se limita a la dimensión física, sino que abarca el bienestar emocional y social del paciente.

El protocolo chileno es pionero en la región y ya es referencia para otros hospitales que buscan humanizar la atención en contextos críticos. Sin embargo, el debate continúa abierto, con desafíos en la implementación, la evaluación de riesgos y la inclusión de diversas voces, desde médicos hasta pacientes y sus familias.

En definitiva, la irrupción de las mascotas en las UCI chilenas plantea una pregunta fundamental: ¿cómo equilibrar la ciencia médica con la necesidad humana de afecto y compañía en los momentos más frágiles de la vida? La respuesta, por ahora, se escribe con cautela, pero con un claro reconocimiento de que la medicina también puede aprender del amor incondicional que solo una mascota sabe ofrecer.