
Chile avanza en la regulación de alimentos simulados desde 2023, buscando transparencia en el etiquetado y protección a la agricultura nacional. Esta iniciativa, pionera en América Latina y alineada con recientes normativas europeas, ha generado un debate intenso entre legisladores, productores y consumidores.
Por un lado, sectores vinculados a la agricultura y ganadería valoran la propuesta como un apoyo necesario para proteger a los productores nacionales y evitar confusiones en el mercado. Harry Jürgensen, diputado del Partido Republicano, destacó que "la claridad respecto a los alimentos que consumen las personas es un mínimo básico" y que la legislación chilena está en sintonía con estándares internacionales. Sin embargo, esta perspectiva no está exenta de críticas.
Consumidores y expertos en nutrición advierten que la proliferación de alimentos ultraprocesados y simulados, aunque etiquetados, sigue siendo un problema de salud pública. Según Claudia Rojas, académica de la Universidad Andrés Bello, el consumo frecuente de estos productos está asociado a mayores riesgos de obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer. El etiquetado frontal vigente no cubre todos los riesgos asociados a conservantes, colorantes y aditivos presentes en estos alimentos, lo que mantiene a los consumidores en una posición vulnerable y poco informada.
En paralelo, la seguridad alimentaria en Chile enfrenta desafíos globales y locales. La Red de Alimentos, que opera con más de 200 empresas y beneficia a más de 1.700 centros en todo el país, ha consolidado una red para reducir el desperdicio y entregar alimentos seguros a quienes más lo necesitan. Alicia Hidalgo, gerente general de esta iniciativa, subraya la importancia de la inocuidad y la colaboración entre empresas y organizaciones sociales.
Desde el punto de vista cultural e histórico, la alimentación en Chile y América Latina está atravesada por la herencia indígena y los procesos coloniales. Investigaciones recientes, como las de Priscilla Cisternas para CIPER Chile, revelan cómo la discriminación histórica hacia los alimentos indígenas ha relegado cultivos nativos con alto potencial nutricional y agroecológico, que hoy resurgen como alternativas frente al cambio climático y la inseguridad alimentaria.
En la esfera de la salud, la alimentación balanceada sigue siendo la piedra angular para combatir enfermedades prevalentes en Chile, como la hipertensión. La dieta DASH, rica en potasio, calcio y magnesio, junto a la reducción del consumo de sodio y grasas saturadas, ha demostrado eficacia para mejorar la presión arterial en pocas semanas. Especialistas insisten en que la prevención alimentaria debe ir acompañada de educación y políticas públicas que favorezcan el acceso a alimentos frescos y naturales.
Finalmente, la industria alimentaria chilena continúa destacándose a nivel global, con exportaciones récord en frutas frescas, vinos y productos del mar. En 2024, Chile se posicionó como líder mundial en la exportación de cerezas, salmón y otros productos, aportando significativamente al PIB y generando más de un millón de empleos. Esta realidad económica contrasta con las preocupaciones sobre la calidad y sostenibilidad del consumo interno, especialmente en sectores vulnerables.
En síntesis, la alimentación en Chile en 2025 es un escenario de tensiones y oportunidades donde convergen la innovación legislativa, los desafíos de salud pública, la valorización cultural y la dinámica económica global. La claridad en la información, el acceso equitativo a alimentos saludables y la recuperación de saberes ancestrales aparecen como ejes indispensables para avanzar hacia un sistema alimentario más justo, sostenible y saludable.
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Fuentes:
- Opinión diputado Harry Jürgensen, BioBioChile, 2025.
- Claudia Rojas, Universidad Andrés Bello, La Tercera, 2024.
- Alicia Hidalgo, Red de Alimentos, Cooperativa.cl, 2025.
- Priscilla Cisternas, CIPER Chile, 2024.
- Ministerio de Agricultura y ProChile, 2024.
- Estudios sobre dieta DASH y salud cardiovascular, La Tercera, 2025.
2025-06-07