
Un terremoto en las exportaciones globales sacude a Chile en 2025. El 7 de noviembre, China reportó una caída del 1,1% interanual en sus exportaciones, la primera desde que estalló la guerra comercial con Estados Unidos. Este dato, que a simple vista parece una estadística más, revela un cambio estructural en el comercio internacional que ya tiene consecuencias palpables para la economía chilena.
Desde 2018, la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha tensionado las cadenas globales de valor. Las medidas arancelarias y represalias mutuas han ido escalando, y aunque en 2024 se alcanzó una tregua temporal, la volatilidad persiste. En octubre de 2025, las exportaciones chinas a Estados Unidos cayeron un 25,2%, tras un desplome del 27% en septiembre. Al mismo tiempo, el crecimiento hacia otros mercados, como la Unión Europea y América Latina, se ha moderado significativamente.
Para Chile, cuya economía depende en gran medida de la exportación, esta crisis global se traduce en un golpe directo a sectores clave.
El sector salmonero, uno de los pilares de la exportación chilena, ha sido uno de los primeros en sentir el impacto. Arturo Clement, presidente de Salmón Chile, señaló en abril que la imposición de un arancel del 10% por parte de Estados Unidos podría generar una caída inmediata del 20% en la demanda. Estados Unidos representa el 40% de los envíos de salmón, lo que convierte esta medida en un desafío mayúsculo para la industria.
Por su parte, la Sociedad Nacional de Agricultura alertó sobre la vulnerabilidad de las exportaciones frutícolas. Francisco Gana, jefe del Departamento de Estudios de la SNA, advirtió que un 36% del valor exportado de frutas frescas tiene como destino Estados Unidos, y que la aplicación de aranceles podría afectar US$7.800 millones en exportaciones.
Ambos sectores coinciden en la necesidad urgente de modernizar regulaciones, destrabar proyectos productivos y diversificar mercados para mitigar el impacto.
El gobierno chileno, consciente de la gravedad, ha impulsado gestiones comerciales con Estados Unidos para aprovechar el Tratado de Libre Comercio vigente y negociar la reducción de aranceles. Sin embargo, voces críticas desde la academia y gremios plantean que esta estrategia puede ser insuficiente ante una disputa que trasciende lo bilateral y está inserta en un reajuste global de poderes económicos.
Algunos expertos sostienen que Chile debe acelerar su diversificación hacia Asia y Europa, mientras otros llaman a fortalecer la inversión extranjera directa y mejorar la competitividad interna mediante reformas estructurales.
La caída en las exportaciones chinas y la contracción del comercio bilateral con Estados Unidos no son hechos aislados, sino manifestaciones de un cambio profundo en la economía global. Para Chile, la combinación de alta dependencia de mercados específicos y sectores vulnerables ha dejado al descubierto fragilidades que requieren respuestas integrales y coordinadas.
La experiencia del sector salmonero y agrícola ilustra un escenario donde las medidas comerciales externas repercuten en la demanda, los precios y la inversión local. La incertidumbre y la presión sobre los márgenes empresariales obligan a repensar modelos productivos y estrategias comerciales.
Finalmente, la historia reciente confirma que en el tablero global la adaptabilidad será clave para que Chile no solo sobreviva a la guerra comercial, sino que encuentre nuevas oportunidades en un mundo en transformación.
Fuentes: EL PAÍS (7/11/2025), La Tercera (16/04/2025), South China Morning Post, Sociedad Nacional de Agricultura, Salmón Chile.
2025-11-13