Chile y el proteccionismo: un debate que trasciende aranceles y cifras

Chile y el proteccionismo: un debate que trasciende aranceles y cifras
Economía
Macroeconomía
2025-12-01
Fuentes
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- El proteccionismo chileno se revela como un desafío estructural más que comercial.

- La productividad y cultura laboral emergen como piedras angulares del debate.

- Divergencias políticas y sociales dibujan un panorama complejo y sin soluciones inmediatas.

Un año después de que el debate sobre un posible giro proteccionista en Chile se instalara en la agenda pública, la discusión ha madurado y evidenciado que el problema no radica solo en los impuestos a las importaciones, sino en la profunda estructura económica y cultural del país.

En abril de 2025, expertos de la Universidad Santo Tomás alertaron que Chile no está preparado para replicar el proteccionismo estadounidense, dada su baja productividad y un débil sentido de pertenencia laboral. Este diagnóstico inicial fue el punto de partida para una serie de análisis y posturas que han ido tomando forma en los últimos meses.

El proteccionismo como espejo de una economía en transición

Desde entonces, indicadores oficiales han confirmado que la productividad por hora trabajada en Chile sigue siendo menos de la mitad que la de Estados Unidos, mientras que encuestas como Gallup mantienen que menos del 20% de los trabajadores chilenos se sienten identificados con sus empresas. Estos datos no solo reflejan un problema económico, sino también social y cultural, que condiciona cualquier intento de levantar barreras comerciales sin un cambio previo.

“El proteccionismo no es solo una política comercial; es una declaración de fuerza nacional, que requiere un entramado productivo sólido y una cultura laboral comprometida,” explicó Vera Voitova, economista de la Universidad Santo Tomás, en una reciente entrevista.

Voces enfrentadas: ¿protección o apertura?

Las posturas políticas se han polarizado. Por un lado, sectores conservadores y algunos gremios industriales han abogado por medidas proteccionistas como mecanismo para defender la producción local y los empleos frente a la competencia externa. Argumentan que la economía global se ha vuelto más volátil y que Chile debe blindarse para evitar daños mayores.

En contraposición, economistas liberales y representantes de exportadores alertan que levantar barreras sin un fortalecimiento previo de la productividad solo derivará en mayores costos para consumidores y empresas, además de aislar a Chile en un mundo cada vez más interdependiente.

“Imponer aranceles sin una base productiva competitiva es como correr una maratón con zapatillas de cartón,” sostuvo Jesús Juyumaya, coautor del análisis original, en un foro académico.

El impacto regional y social: un país fragmentado

Más allá de la discusión en Santiago, las regiones han mostrado respuestas diversas. En zonas mineras y agrícolas, el proteccionismo es visto con esperanza para revitalizar economías locales golpeadas por la globalización. Sin embargo, en grandes centros urbanos, el costo de la vida y la oferta de productos importados generan resistencia a políticas que podrían encarecer el consumo.

Desde la sociedad civil, organizaciones de trabajadores y jóvenes han expresado una mezcla de desconfianza y escepticismo. Para muchos, el problema no es solo arancelario, sino la necesidad de reformular el modelo de desarrollo y la calidad del empleo.

Lecciones y certezas

Después de meses de debate y análisis, algunas verdades emergen con claridad:

- El proteccionismo en Chile no es una solución inmediata ni aislada; es un síntoma de desafíos estructurales profundos.

- La productividad y el compromiso laboral deben ser el foco central para cualquier política económica sostenible.

- La fragmentación de opiniones refleja una sociedad en búsqueda de un nuevo rumbo, donde las respuestas fáciles no encuentran eco.

Este episodio, más que una disputa por aranceles, ha puesto en escena la tragedia de un país que busca definirse entre la apertura global y la necesidad de proteger su base productiva y social. El desafío es mayúsculo y las decisiones que se tomen en los próximos años marcarán el futuro económico y social de Chile.