
Un pulso económico que trasciende fronteras
El 7 de abril de 2025, Estados Unidos impuso un arancel general del 10% a las importaciones de diversos países, incluido Chile, como parte de una estrategia para reordenar el comercio global. Esta medida, aunque inicialmente vista como un golpe directo a la economía chilena, ha revelado con el paso de los meses un panorama más complejo y matizado.
Chile mantiene arancel cero para sus principales exportaciones a EE.UU., el cobre y el litio, mientras que otros productos enfrentan gravámenes que, en comparación con competidores globales, son relativamente bajos. Por ejemplo, el salmón chileno paga un 10% frente al 15% noruego, y los vinos nacionales compiten mejor que los europeos, que enfrentan un 20%. Este diferencial ha generado una suerte de ventaja competitiva relativa para ciertos sectores.
Voces en pugna: oportunidades y amenazas
Desde la perspectiva económica tradicional, expertos como Francisco Díaz Hermelo, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, destacan que 'podrían surgir oportunidades interesantes para la industria exportadora chilena'. La región latinoamericana en su conjunto podría capitalizar aranceles más bajos que Asia y Europa, fortaleciendo alianzas y atrayendo inversiones.
Sin embargo, no todos comparten esta visión optimista. Desde sectores críticos y académicos se advierte sobre 'el riesgo mayor que proviene de la recesión global y la inestabilidad financiera', desencadenadas por la guerra comercial y el abrupto cambio en las reglas del juego.
La imposición unilateral de estos aranceles rompe un sistema de globalización que se había consolidado durante décadas, generando incertidumbre y una posible guerra de represalias entre potencias. Esto podría provocar una reorganización caótica y dolorosa del comercio y las finanzas internacionales.
Impacto en las cadenas globales y el mercado laboral
La complejidad de las cadenas de suministro, especialmente en productos tecnológicos y manufacturas complejas, añade un nivel de incertidumbre difícil de prever. Durante la pandemia, la interrupción de estas redes ya mostró cómo la inflación y la escasez pueden extenderse durante años.
“Nadie sabe con certeza cómo se verán afectadas las cadenas de abastecimiento globales”, señala Díaz, recordando que la transición hacia un nuevo orden económico no será sencilla ni rápida.
En Chile, esta incertidumbre se traduce en una cautela creciente entre los inversionistas y una demanda laboral contenida, limitando el crecimiento económico que a comienzos de año proyectaba un 3%.
¿Cuándo veremos los efectos reales?
Los analistas coinciden en que los efectos más visibles comenzaron a manifestarse en la segunda mitad de 2025, con una reducción en la inversión y un freno en la expansión económica. El impacto directo sobre precios y exportaciones ha sido moderado, pero la sombra de la recesión global y la volatilidad financiera persiste.
Conclusiones y verdades a la vista
La historia que comenzó con un arancel del 10% se ha transformado en un escenario de desafíos estructurales para Chile y el mundo. La aparente ventaja competitiva de ciertos sectores exportadores se enfrenta a la amenaza de una economía global en desorden.
Las decisiones tomadas en Washington han puesto en jaque la estabilidad del comercio internacional, dejando a Chile en una posición de cautela estratégica. La clave estará en cómo el país y la región naveguen en este nuevo mapa económico, buscando diversificación y resiliencia.
Este episodio confirma que en el tablero global, las jugadas unilaterales pueden tener consecuencias imprevisibles, y que la economía chilena, aunque resistente, no está exenta de las turbulencias que se avecinan.
2025-11-13