El cobre chileno frente a los aranceles estadounidenses: un recurso estratégico con resistencias y tensiones

En abril de 2025, Estados Unidos instauró un arancel general del 10% sobre las importaciones provenientes de Chile, una medida que puso en alerta a diversos sectores económicos y políticos de ambos países. Sin embargo, y contra lo que podría esperarse en un escenario de proteccionismo creciente, el cobre chileno —principal exportación del país— fue excluido de esta medida. El 5 de abril, se confirmó esta excepción que mantiene intacto el flujo de cobre hacia el mercado estadounidense.

Esta decisión ha generado un escenario complejo, donde convergen intereses económicos, estratégicos y políticos en un juego de tensiones y negociaciones. Desde la perspectiva del gobierno estadounidense, la imposición de aranceles busca proteger industrias nacionales ante la competencia externa, pero el cobre representa una excepción crítica, dada su importancia para la electromovilidad, la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes. Osvaldo Rosales, economista experto en comercio internacional, calificó esta situación como "inédita" en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 2003 entre ambos países.

Por un lado, sectores proteccionistas en EE.UU. ven con recelo la dependencia de un recurso estratégico clave que no pueden reemplazar a corto plazo. Como señala Rosales, 'Estados Unidos no puede inventar el cobre de la noche a la mañana, y desarrollar un yacimiento competitivo toma al menos una década.' Este reconocimiento técnico limita la capacidad de Washington para aplicar medidas más duras contra Chile en este rubro, evidenciando una tensión entre las políticas comerciales y las realidades productivas.

En Chile, la reacción ha sido mixta. Por un lado, el sector minero y exportador ha valorado la excepción como un reconocimiento a la relevancia global del cobre chileno. Por otro, voces críticas advierten que esta situación puede ocultar presiones futuras y la necesidad de diversificar la economía para no depender exclusivamente de un solo producto. Además, algunos actores políticos han cuestionado la capacidad del gobierno chileno para negociar en un escenario internacional cada vez más volátil y proteccionista.

Desde una mirada regional, la medida estadounidense también abre interrogantes sobre el futuro de los acuerdos comerciales y la inserción de Chile en cadenas globales de valor. La excepción del cobre puede interpretarse como una señal de que ciertos recursos estratégicos mantendrán un estatus especial, pero también deja en evidencia las vulnerabilidades de la economía chilena frente a cambios abruptos en la política exterior de sus socios.

Finalmente, es importante destacar que esta situación no se limita a una disputa bilateral. Se enmarca en una guerra tecnológica y comercial más amplia entre Estados Unidos y China, donde el acceso a minerales críticos es un factor central. Según Rosales, las empresas estadounidenses advirtieron al gobierno que marginarse del cobre chileno sería contraproducente en esta competencia global.

En conclusión, la excepción del cobre en los aranceles impuestos por Estados Unidos refleja una realidad compleja donde convergen intereses económicos, estratégicos y geopolíticos. Chile sigue siendo el principal proveedor mundial de cobre, un recurso insustituible en el corto plazo para las tecnologías del futuro, lo que le otorga una posición privilegiada, pero también una vulnerabilidad inherente. La historia aún está en desarrollo, y los próximos años serán decisivos para definir cómo se adaptan las políticas comerciales y productivas a este nuevo escenario global.

Fuentes: Cooperativa.cl, declaraciones de Osvaldo Rosales, análisis de comercio internacional.